Al trágico sismo que devastó Haití le siguieron otros 260 temblores en distintas partes del mundo, ocho de ellos en territorio argentino, lo que puso en alerta a la población mundial, que teme más víctimas y daños. Los expertos aseguran que se registran unos cuatro mil terremotos por día, aunque la mayoría son imperceptibles. La presidenta de la Asociación Argentina de Geofísicos y Geodestas, María Cristina Pacino, responde en esta nota las diez preguntas clave para entender por qué sucede. “La Argentina cuenta con un sistema nacional poco efectivo para afrontar las emergencias”, afirma Pacino.
Por Pedro Ylarri
1—¿Por qué ocurren los terremotos? ¿Qué tiene que ocurrir para que suceda uno? ¿Cuándo se dice que es un terremoto y cuándo un temblor?
—Un terremoto es un temblor de la tierra. Se trata de alguna porción del planeta que se mueve para liberar la energía acumulada a lo largo del tiempo. Las causas son varias, pero la más frecuente se relaciona con el movimiento de las llamadas placas tectónicas. La corteza terrestre está formada por varias de estas placas, que se mueven en forma constante en distintas direcciones y sentidos y a razón de algunos centímetros por año. Cuando dos placas chocan, éstas se comportan de diverso modo, según cuáles sean sus características. Podría ser que el encuentro se produzca entre dos placas continentales (como en el caso del Himalaya), o entre una oceánica más débil y una continental (como en el caso de los Andes) o bien, que se deslicen una sobre otra (como sucede en la zona de la falla de San Andrés en California, Estados Unidos). En todos los casos, durante la colisión se acumula energía que en algún momento debe liberarse y ésto es lo que sucede durante un terremoto.
2—¿Qué es una réplica y cómo se diferencia del terremoto en sí?
—La liberación de energía acumulada, por lo general, no se produce en un único evento. Los “ajustes” que le siguen al terremoto principal generan a menudo sismos más pequeños, llamados réplicas. Estas réplicas son más débiles que el terremoto principal, aunque aún así pueden ser de gran magnitud y se suceden a lo largo de varios días, o incluso meses, después del evento principal. Además, en algunos casos, se registran terremotos pequeños, que son denominados sismos precursores y suelen preceder al terremoto principal, incluso pueden llegar a ocurrir días antes del sismo principal.
3—¿Cómo se mide la magnitud de un sismo?
—Recordemos que la magnitud de un terremoto es una medida de la cantidad de energía liberada durante el acontecimiento, mientras que la intensidad de un sismo evalúa el daño producido por éste en una localización específica.La magnitud (valor base de la escala de Richter) es un valor objetivo y se determina midiendo la amplitud de la mayor onda registrada en el sismograma. La intensidad, en cambio, es un valor subjetivo y depende de la apreciación de los habitantes de la zona. En este caso, se mide con valor base de la escala de Mercalli.
4—¿Dónde se producen los mayores riesgos de terremotos en el mundo? ¿Por qué?
—Las zonas de mayor riesgo sísmico coinciden con las zonas de convergencia de las placas tectónicas. Es importante recordar, además, que existen otros factores causantes de terremotos, como los procesos volcánicos o deslizamientos de laderas, o inclusive factores antrópicos.
5—¿Según Estados Unidos, hubo en una semana 261 terremotos? ¿Es normal, menor a la media o superior? ¿Se les da mayor difusión o es que realmente hay más? ¿Con qué frecuencia se registran sismos en Argentina? ¿Y en la zona del desastre en Haití?
—Calculando un promedio de la información registrada el siglo pasado, se sabe que se producen en todo el mundo unos 35 terremotos al día que son perceptibles por el ser humano, pero si tenemos en cuenta los que son imperceptibles, la cifra asciende a casi un millón y medio de sismos al año, unos cuatro mil por día. En las denominadas zonas de alto riesgo sísmico, como las provincias de San Juan y Mendoza en Argentina, o en el recientemente castigado Haití, se registran de alrededor de 25 sismos diarios, no todos percibidos por la población, pero sí por los instrumentos.
6—¿Por qué provocan tsunamis u otros desastres naturales?
—Un tsunami es una ola o serie de olas que se producen en una masa de agua al ser empujada violentamente por una fuerza que la desplaza verticalmente. Los terremotos son la principal causa de los tsunamis, aunque no la única. Asimismo, para que un terremoto sea capaz de generar un tsunami, éste debe ser de magnitud considerable, ocurrir bajo el lecho marino y mover a éste en sentido vertical. Cuando la inmensa masa de agua del mar trata de recuperar su equilibrio, se generan las olas.
7—¿Es posible predecir un terremoto? ¿Por qué algunos expertos dicen que Haití podría sufrir un sismo similar al de este mes en cincuenta años?
—No, no se puede predecir un terremoto. Ha habido numerosas teorías (presencia de nubes alargadas y finas, fuertes lluvias, aumento de gas en los pozos, comportamiento diferente de algunos animales), pero lo cierto es que hasta la fecha, ningún científico ha podido predecir un terremoto y tampoco tienen esperanzas de poder hacerlo en un futuro cercano. En base a los datos que se manejan y con la ayuda de las estadísticas, sí se pueden calcular las probabilidades de que tenga lugar un terremoto potencialmente devastador en alguna zona determinada. La probabilidad de ocurrencia de terremotos de una determinada magnitud en una región concreta viene dada por una función conocida como “distribución de Poisson”. Si bien su cálculo es simple, su exactitud depende de la cantidad (y calidad) de la información disponible.
8—¿En la Argentina, dónde están los mayores riesgos?
—El territorio argentino se divide en cinco zonas con diferente riesgo de padecer terremotos. Hacía el oeste de Buenos Aires, el nivel de actividad va creciendo. Una de las ciudades importante que se encuentra comprendida en la Zona Uno es la capital cordobesa. La ciudad de San Miguel de Tucumán se ubica en la Zona Dos y la Zona Tres cubre parte de la provincia de San Juan y Mendoza, parte de La Rioja y parte de las provincias de Salta y Jujuy, que también son de alta actividad sísmica. La Zona Cuatro es la de mayor actividad sísmica y cubre el resto de las provincias de San Juan y Mendoza. El terremoto de mayor magnitud (8 grados en la escala de Richter) registrado en territorio argentino se produjo el 27 de octubre de 1894, con epicentro en el noroeste de la provincia de San Juan. Sin embargo, el más destructivo fue el del 20 de marzo de 1861 en Mendoza, cuando murieron 6 mil personas (un tercio de la población que tenía la ciudad por entonces).
9—¿Es posible que se registre un terremoto en la ciudad de Buenos Aires?
—Justamente, la primera zona en la que está dividido el territorio de nuestro país, la que es llamada Zona Cero comprende el este argentino, la Mesopotamia, el litoral atlántico e incluye también a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es la zona con menor actividad sísmica del país, aunque no podemos decir que se trata de un área asísmica. El 5 de junio del año 1888 por ejemplo, se produjo un sismo con epicentro en el Río de la Plata, justo frente a las costas de la Capital Federal. Se sabe por registros guardados de la época y la crónica periodística, que el fenómeno produjo daños estructurales en Buenos Aires y Montevideo.
10—¿Está preparada la infraestructura de nuestro país para resistir un terremoto? ¿Hay que evitar vivir en zonas de terremotos o hay formas especiales de construir? ¿Los edificios están preparados con sistemas antisísmicos en la zona cordillerana?
—La Argentina cuenta con un sistema nacional poco efectivo para afrontar las emergencias. Menos aún, con un programa para manejar los riesgos de desastres, ya sean éstos terremotos, incendios o inundaciones. En general, los argentinos tienen una baja percepción de riesgo. Es una cuestión cultural. Hay una tendencia a creer en la predestinación y en castigos divinos o a aplicar la conocida frase “a mí no me va a pasar”. Se requiere de un conjunto de disposiciones, medidas y acciones destinadas a hacer frente al desastre en distintas fases: prevención, preparación y alerta (para evitar o reducir el desastre), respuesta (durante el desastre para minimizar sus efectos) y rehabilitación y reconstrucción (para la recuperación luego de el desastre). Algunas provincias, como San Juan, a partir de la experiencia de dos terremotos destructivos, han hecho esfuerzos para reedificarse siguiendo pautas de prevención. No obstante, en otros sitios existen muchas casas coloniales que difícilmente puedan resistir un sismo de gran magnitud. Además, en 1972 se dispuso la creación del Instituto Nacional de Prevención Sísmica. El INPRESS depende del ministerio de Obras y Servicios Públicos y su deber es llevar adelante la Política Nacional de Prevención Sísmica.
Ficha del artículo:
Título original: Alertan que Argentina no está preparada para un terremoto
Fecha de publicación: 23 de enero de 2010
Medio: Diario Perfil, Buenos Aires, Argentina
Link: http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0437/articulo.php?art=19472&ed=0437
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